Perros jugando con niños

El perro protege al niño

Las interacciones seguras entre niños y perros son lo que todo padre amante de los perros desea.  Puede que lo sepa todo sobre la prevención de las mordeduras de perro. Sabe que no debe dejar solos a niños pequeños y perros.  Es probable que incluso haya puesto a su perro a prueba de niños. Aunque es de esperar que todos los niños aprendan a comportarse con los perros, no siempre es así. Algunos no tienen perro en casa, pueden no tener mucha interacción o simplemente no siguen las normas.

Muchos niños se sienten naturalmente atraídos por los perros. Por desgracia, sin las herramientas adecuadas, los niños pueden no saber cómo comportarse correctamente para mantenerse a salvo. Los propietarios de perros pueden aprender a adiestrarlos para que sepan manejar a los niños.

Cuando saque a pasear a su perro con correa, si ve a los niños, recuérdeles que nunca deben acercarse a un perro sin permiso. Siempre deben preguntar primero a uno de los padres y luego al dueño del perro. Enséñeles a no correr hacia un perro y a acercarse lentamente. No deben invadir el espacio personal del perro. Deje que el perro se acerque en parte a los niños, que pueden extender el dorso de su mano cerrada ligeramente hacia el perro, pero no en su cara. Deje que el perro olfatee al niño. Agáchese hasta el nivel del perro si es necesario (sobre todo con los perros más pequeños).

Perro jugando con su bebé riendo

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En mi escuela de adiestramiento canino, advertimos constantemente a los padres de que no dejen a los perros y a los niños juntos sin supervisión. También hacemos hincapié en otro aspecto más sutil: La supervisión no sirve de nada si los adultos no saben interpretar lo que están viendo. Es casi tan malo como no tener supervisión.

Y, como antiguo niño, recuerdo con cariño haber enseñado a Teddy, mi Gran Pirineo, a sentarse, girar, suplicar y saltar a través de un aro de hula. (Aunque cuando alcanzó el tamaño de adulto, le enseñé a sentarse en el aro, que coloqué en el suelo). Mis amigos pensaban que era superguay. Sus padres decían que debería convertirme en adiestradora de perros.

Cachorros jugando duro

Vi a dos niñas de unos ocho o nueve años caminando por el callejón sin salida que hay frente a nuestra casa. Empujaban muñecas en cochecitos y charlaban durante el trayecto. Trucker se paró y las observó atentamente. Una de las niñas había conocido a Trucker en el pasado y sabía su nombre. Le pregunté: “¿Ves a las niñas?”.

Debido a su tamaño -un perro alto y largo de 18 kilos-, a veces asusta a los niños cuando lo ven acercarse por primera vez. Debido a su altura, puede ponerse delante de los niños pequeños y mirarlos directamente a los ojos. De alguna manera, sabe acercarse a ellos lentamente, con la cabeza ligeramente agachada para preguntarles. Cuando se rompe el hielo, se relaciona con ellos como un compañero de colegio.

Esa tarde, las niñas con cochecitos siguieron adelante y Trucker caminó con ellas. Me reí viéndolo pasar entre las niñas con cochecitos rosas. Esperé a que se diera cuenta de que se estaba aventurando más lejos de casa. Cuando se dio cuenta de que yo no estaba con él, miró hacia atrás y le llamé para que volviera. Estoy segura de que habría pasado el día con las niñas si le hubiera dejado y habría permitido que le vistieran y le pintaran las uñas de los pies.

Cachorros jugando y ladrando

Vi a dos niñas de unos ocho o nueve años caminando por la calle sin salida que hay frente a nuestra casa. Empujaban muñecas en cochecitos y charlaban durante el trayecto. Trucker se paró y las observó atentamente. Una de las niñas había conocido a Trucker en el pasado y sabía su nombre. Le pregunté: “¿Ves a las niñas?”.

Debido a su tamaño -un perro alto y largo de 18 kilos-, a veces asusta a los niños cuando lo ven acercarse por primera vez. Debido a su altura, puede ponerse delante de los niños pequeños y mirarlos directamente a los ojos. De alguna manera, sabe acercarse a ellos lentamente, con la cabeza ligeramente agachada para preguntarles. Cuando se rompe el hielo, se relaciona con ellos como un compañero de colegio.

Esa tarde, las niñas con cochecitos siguieron adelante y Trucker caminó con ellas. Me reí viéndolo pasar entre las niñas con cochecitos rosas. Esperé a que se diera cuenta de que se estaba aventurando más lejos de casa. Cuando se dio cuenta de que yo no estaba con él, miró hacia atrás y le llamé para que volviera. Estoy segura de que habría pasado el día con las niñas si le hubiera dejado y habría permitido que le vistieran y le pintaran las uñas de los pies.