Definicion de obsolescencia programada

Tipos de obsolescencia planificada

En economía y diseño industrial, la obsolescencia planificada (también llamada obsolescencia incorporada u obsolescencia prematura) es una política que consiste en planificar o diseñar un producto con una vida útil artificialmente limitada o con un diseño deliberadamente frágil, de modo que se quede obsoleto después de un cierto periodo de tiempo predeterminado en el que funciona de forma decreciente o deja de funcionar repentinamente, o puede percibirse como algo fuera de moda. [La razón de ser de esta estrategia es generar un volumen de ventas a largo plazo reduciendo el tiempo entre las compras repetidas (lo que se denomina “acortar el ciclo de reposición”)[2] Es el acortamiento deliberado de la vida útil de un producto para obligar a la gente a comprar reemplazos funcionales[3].

La obsolescencia programada suele funcionar mejor cuando un productor tiene al menos un oligopolio[4]. Antes de introducir una obsolescencia programada, el productor tiene que saber que el cliente tiene al menos una cierta probabilidad de comprarle un repuesto (véase fidelidad a la marca). En estos casos de obsolescencia programada, existe una asimetría de información entre el productor, que conoce la duración del producto, y el cliente, que no la conoce. Cuando un mercado se vuelve más competitivo, la vida útil de los productos tiende a aumentar[5][6]. Por ejemplo, cuando los vehículos japoneses con una vida útil más larga entraron en el mercado estadounidense en los años 60 y 70, los fabricantes de coches estadounidenses se vieron obligados a responder fabricando productos más duraderos[7].

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Definición de obsolescencia

En economía y diseño industrial, la obsolescencia planificada (también llamada obsolescencia incorporada u obsolescencia prematura) es una política que consiste en planificar o diseñar un producto con una vida útil artificialmente limitada o con un diseño deliberadamente frágil, de modo que se quede obsoleto después de un cierto periodo de tiempo predeterminado en el que funciona de forma decreciente o deja de funcionar repentinamente, o puede percibirse como algo fuera de moda. [La razón de ser de esta estrategia es generar un volumen de ventas a largo plazo reduciendo el tiempo entre compras repetidas (lo que se denomina “acortar el ciclo de reposición”)[2] Es el acortamiento deliberado de la vida útil de un producto para obligar a la gente a comprar reemplazos funcionales[3].

La obsolescencia programada suele funcionar mejor cuando un productor tiene al menos un oligopolio[4]. Antes de introducir una obsolescencia programada, el productor tiene que saber que el cliente tiene al menos una cierta probabilidad de comprarle un repuesto (véase fidelidad a la marca). En estos casos de obsolescencia programada, existe una asimetría de información entre el productor, que conoce la duración del producto, y el cliente, que no la conoce. Cuando un mercado se vuelve más competitivo, la vida útil de los productos tiende a aumentar[5][6]. Por ejemplo, cuando los vehículos japoneses con una vida útil más larga entraron en el mercado estadounidense en los años 60 y 70, los fabricantes de coches estadounidenses se vieron obligados a responder fabricando productos más duraderos[7].

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Ventajas e inconvenientes de la obsolescencia programada

¿Con qué frecuencia se adquiere un nuevo teléfono móvil? ¿Y un ordenador? ¿O un televisor? Lo más probable es que en los últimos años se haya “actualizado” con mayor frecuencia debido, en gran medida, al fenómeno de la obsolescencia programada. Este fenómeno significa que los aparatos tecnológicos no sólo dejan de funcionar después de cierto tiempo, sino que también se consideran obsoletos cuando se produce una versión mejor, o simplemente pasan de moda. El resultado es que la cantidad de residuos electrónicos crece constantemente y amenaza el medio ambiente.

En las últimas décadas, nos hemos acostumbrado a un ciclo de vida de los productos bastante corto, porque los productos se desgastan o se quedan obsoletos. En muchos casos, cuando un aparato se estropea, el fabricante nos dice que no es viable repararlo y nos sugiere que compremos uno nuevo. Sin embargo, estos productos dejan de funcionar porque están diseñados para dejar de funcionar y, en muchos casos, el fabricante ha programado cuidadosamente el final de su vida útil para obligarnos a comprar productos nuevos.

Productos de obsolescencia programada

La obsolescencia planificada describe una estrategia que consiste en garantizar deliberadamente que la versión actual de un determinado producto quedará desfasada o inservible en un periodo de tiempo conocido. Este movimiento proactivo garantiza que los consumidores buscarán sustitutos en el futuro, reforzando así la demanda.

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La obsolescencia puede lograrse mediante la introducción de un modelo de sustitución superior, o diseñando intencionadamente un producto para que deje de funcionar correctamente en un plazo determinado. En cualquiera de los dos casos, los consumidores favorecerán teóricamente los productos de la siguiente generación en detrimento de los antiguos.

Mientras tanto, en el ámbito de la tecnología, el ciclo de sustitución de los dispositivos electrónicos personales, como los smartphones, ha sido históricamente de dos a tres años, porque los componentes empiezan a desgastarse y las nuevas generaciones de software y sistemas operativos se vuelven menos compatibles con el hardware envejecido. Además, los programas informáticos suelen estar diseñados para incluir nuevas funciones y tipos de archivos que son incompatibles con las versiones antiguas del programa.

La obsolescencia planificada difiere de la obsolescencia percibida, que es cuando los diseñadores realizan frecuentes cambios estilísticos en sus productos, debido a la disminución de la deseabilidad percibida de los artículos que no están de moda.