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Parque nacional de monfragüe rutas en coche
Parque nacional de cabrera mallorca
El sendero, que discurre íntegramente por asfalto firme, no tarda, tras cruzar una pista que conduce a la carretera CC-183, en adentrarse en una dehesa de robles, aunque no es muy densa a los lados del camino. Asimismo, el sendero no tarda en encontrar lo que le acompañará constantemente: la nueva línea de ferrocarril de Valencia de Alcántara.
Alejándose momentáneamente de la línea férrea, el sendero da una vuelta, pasando por encima del arroyo Tamujosa en la primera de las cuatro pasarelas de madera construidas a lo largo del recorrido. Al alejarse de la vía férrea, los árboles aumentan y esto, junto con el arroyo, facilita la visión del ganado que pasta en estos pastos.
Después de un kilómetro y medio, se vuelve a acercar a la vía del tren y se cruza por un puente de hormigón. La vía del tren se aleja de nuevo durante un kilómetro más hasta llegar a una nueva pasarela que discurre por uno de los brazos del arroyo Calzones. Casi inmediatamente se llega a la siguiente pasarela, que sirve de cruce sobre un sendero que conduce a Malpartida de Plasencia. En este punto se pueden ver restos de los antiguos usos ferroviarios de esta vía; en forma de edificio en ruinas y de viejas traviesas de madera que se encuentran a un lado del camino.
Parque nacional de monfragüe españa
Es importante llevar agua y comida porque aunque la ruta no es muy exigente, seguro que la necesitará, sobre todo si hace calor. Tampoco es buena idea dejar que se dé un chapuzón en el río por muy tranquilo que esté.
Es muy probable que nos encontremos con alguno de los animales que habitan en el parque y no sólo con los pájaros que nos sobrevuelan, no molestarlos ni acercarse a ellos son pautas que están dentro de las normas del parque.
El desnivel no es despreciable, aunque con la debida calma no supone mayores problemas. La ruta está siempre señalizada con marcas rojas y discurre por la espesura del bosque. Estas marcas y el sendero no dan muchas opciones.
Por ello, el sendero recupera su pendiente, aunque estas rampas se alternan con pequeños descansos en los que podemos recuperar el aliento. Seguimos avanzando, observando la silueta de la torre del homenaje del castillo.
Pero antes, si hemos solicitado previamente permiso, podemos desviarnos unos metros para ver las pinturas rupestres que aquí se conservan. A la vuelta, sólo tendremos que seguir el recorrido marcado por el asfalto.
Parque nacional de ordesa
La promesa de más lugares como el que acabamos de visitar nos hace continuar nuestra ruta. Seguimos la carretera que lleva a Torrejón el Rubio y Trujillo y poco después de dejar el Salto del Gitano encontramos el desvío que sube a nuestra siguiente parada. Al principio de este desvío tenemos un gran aparcamiento, ya que está prohibido el paso de caravanas y vehículos pesados. La estrecha pista asfaltada sube por la montaña llevándonos a una pequeña explanada para sólo dos o tres coches. Desde aquí una empinada rampa primero y unas escaleras después nos permiten llegar al punto más alto de nuestra ruta donde no sólo nos espera una vista inigualable del parque, sino también parte de la historia que aquí tuvo lugar. Del antiguo castillo de origen islámico sólo queda la torre del homenaje y otra pequeña torre circular. Junto a ella se encuentra la capilla que alberga una talla del siglo XII y un moderno mirador que rivaliza con la panorámica que ofrece la torre del homenaje.
La carretera sigue haciéndonos ganar altura a medida que dejamos atrás las enormes presas que dominan los dos ríos. El paisaje cambia aparentemente de aspecto, envolviéndonos con la frondosidad de los pinos que crecen en esta parte del parque. Nada más lejos de la realidad, rápidamente vuelven a ceder, dándonos una perspectiva más amplia, como la que nos ofrece el siguiente mirador que visitamos, desde el que se puede ver, aunque sea por un momento, el río Tajo. Desde este lugar podemos apreciar con mayor claridad, sobre todo para los ojos de los más expertos, el típico relieve que caracteriza a este parque, donde los diferentes materiales que lo componen y la erosión a la que han estado expuestos han dado lugar a crestas y pequeños valles, muestra de la resistencia que tiene cada uno de ellos.
Parque nacional de guadarrama
La promesa de más lugares como el que acabamos de visitar nos hace continuar nuestra ruta. Seguimos la carretera que lleva a Torrejón el Rubio y Trujillo y poco después de dejar el Salto del Gitano encontramos el desvío que sube a nuestra siguiente parada. Al inicio de este desvío tenemos un amplio aparcamiento, ya que está prohibido el paso de caravanas y vehículos pesados. La estrecha pista asfaltada sube por la montaña llevándonos a una pequeña explanada para sólo dos o tres coches. Desde aquí una empinada rampa primero y unas escaleras después nos permiten llegar al punto más alto de nuestra ruta donde no sólo nos espera una vista inigualable del parque, sino también parte de la historia que aquí tuvo lugar. Del antiguo castillo de origen islámico sólo queda la torre del homenaje y otra pequeña torre circular. Junto a ella se encuentra la capilla que alberga una talla del siglo XII y un moderno mirador que rivaliza con la panorámica que ofrece la torre del homenaje.
La carretera sigue haciéndonos ganar altura a medida que dejamos atrás las enormes presas que dominan los dos ríos. El paisaje cambia aparentemente de aspecto, envolviéndonos con la frondosidad de los pinos que crecen en esta parte del parque. Nada más lejos de la realidad, rápidamente vuelven a ceder, dándonos una perspectiva más amplia, como la que nos ofrece el siguiente mirador que visitamos, desde el que se puede ver, aunque sea por un momento, el río Tajo. Desde este lugar podemos apreciar con mayor claridad, sobre todo para los ojos de los más expertos, el típico relieve que caracteriza a este parque, donde los diferentes materiales que lo componen y la erosión a la que han estado expuestos han dado lugar a crestas y pequeños valles, muestra de la resistencia que tiene cada uno de ellos.