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Alcalá del júcar albacete
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En el año 1211, una expedición ordenada por el rey Alfonso VIII consiguió arrebatar a las fuerzas árabes ocupantes las plazas fuertes de Garadén, Jorquera y Alcalá. Apenas un año después, cuando los españoles obtuvieron la victoria sobre los almohades en las Navas de Tolosa (1212) y Alcaraz (1213), las defensas árabes se rompieron y se vieron obligados a abandonar la región de La Mancha y la actual provincia de Albacete. En ese momento, comenzaron a llegar colonos del norte.
Si hay otro monumento en Alcalá que puede rivalizar con el castillo, es el templo de San Andrés, construido en el siglo XVI. La iglesia también es fácilmente visible desde cualquier punto de los alrededores del pueblo. Al igual que el castillo, también ha sufrido varias transformaciones a lo largo de los siglos, pero son más evidentes y se puede ver fácilmente la evolución. La torre de la iglesia tiene 70 metros de altura, con una cúpula verde.
Gran parte de la ciudad de Alcalá está en realidad bajo tierra. Hay cientos de metros de cuevas excavadas en la ladera de la montaña sobre la que está construida la ciudad. Estos túneles se remontan a siglos atrás y la mayoría han sobrevivido intactos desde entonces.
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El castillo, de origen árabe y razón de ser de parte de su nombre (al-Qa’la), tiene poco de su influencia musulmana: varias restauraciones dejan poco recuerdo de su herencia. Las restauraciones por derrumbes, cambios en sus torres y la conquista hicieron que se eliminara buena parte de su origen islámico.
El recorrido debe continuar por sus calles entrelazadas hasta la iglesia de San Andrés, uno de los edificios más importantes del pueblo. Se trata de una construcción alargada de una sola nave construida entre los siglos XVI y XVIII; del siglo XVI se conserva la bóveda de crucería y en el XVIII se amplió la parte superior con un crucero y una cúpula.
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Su estilo es islámico. Tiene tres plantas y cuenta con una torre fortificada pentagonal y dos torrecillas circulares. La mayor parte de la muralla que rodeaba el castillo ha sido destruida con el paso del tiempo, pero todavía son visibles algunos restos.
Alrededor del castillo existe la leyenda popular de la princesa Zulema y su intenso y trágico amor con el moro que vivía Garadar. Una de las versiones dice que la princesa fue reclamada por el cristiano Garad, que retuvo el castillo para hacerle renunciar a su fe y casarse con ella. Para escapar de su destino, se suicidó arrojándose al vacío de Zulema. La otra leyenda habla del amor prohibido de Zulema, esta vez de una musulmana, a un caballero cristiano. Para escapar de la ira de sus padres se instaló en la ubicación actual del pueblo cercano llamado Zulema[2].
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Debido a su ubicación, que permite una fácil defensa y cuenta con abundante agua y campos fértiles, ha sido un lugar poblado desde la antigüedad. Su nombre de origen árabe Al-ka-la (castillo) denota el carácter militar de esta localidad, situada en un lugar agreste. La escasez de fuentes se remonta a su conquista por Alfonso VIII de Castilla en 1213.
La más antigua e interesante es la Cueva del Agradén, uno de los pocos ejemplos conocidos de cueva fortificada. Según la tradición, su fácil protección y la comodidad de su entorno motivaron al rey moro Agradén a habitarla. La cueva fue mencionada en 1221 por el propio rey Alfonso VIII, tan vinculado a esta localidad albaceteña.
El puente, de origen romano y reconstruido en el siglo XVIII, permite acceder a la ecléctica Iglesia Parroquial de San Andrés (siglos XV-XVIII), con planta de cruz latina y torre y fachada académicas.
A tres kilómetros se encuentra la Ermita de San Lorenzo, que se alza sobre un promontorio al menos desde 1579. Fue reconstruida en el siglo XVIII tras el derrumbe de su cúpula y torre, lo que confiere al conjunto un curioso aspecto clasicista. Incluye pinturas fechadas en 1805.