Tiendas de reposteria en bilbao

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La repostería vizcaína no sólo es deliciosa: también tiene orígenes peculiares. Las carolinas, por ejemplo, son uno de los dulces más tradicionales de Bilbao. Fueron elaboradas por primera vez por un pastelero local para su hija, Carolina. Asimismo, los bollos dulces de mantequilla fueron introducidos por dos pasteleros suizos.

Todos los pueblos de Bizkaia tienen sus propios postres locales. Además de las carolinas y los bollos de mantequilla, la provincia ofrece tarta de arroz, turrón de Sokonusko, jesuitas (hojaldre), pastel ruso (tarta de merengue y crema en capas) o caramelo de malvavisco.

En Gernika, hay que probar el ori baltzak (bizcocho relleno de nata y cubierto de chocolate blanco y con leche). Y no te vayas de esta localidad vizcaína sin probar el cocote de Markina-Xemein (similar a la tarta de San Blas o a las rosquillas de anís).

En Bizkaia nos gusta honrar a la gente, y nos tomamos muy en serio la cocina en general y la pastelería en particular. De hecho, muchas de las tartas tradicionales de nuestra provincia se hicieron por primera vez para regalar. Con ingredientes tan sencillos como el huevo, la mantequilla, la harina, el azúcar o el chocolate se elaboran los mejores dulces y se complacen los paladares más exigentes.

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En Bilbao esta tradición sigue sorprendentemente presente en la vida de sus ciudadanos. Su repostería tradicional, con una media docena de “imprescindibles”, no ha cedido ni un ápice ante la embestida de la repostería industrial o la guerra de las calorías.

Con su tradición cafetera, la ciudad está llena de cafeterías y bares donde miles de personas se toman un respiro diario para disfrutar de un café (con un café fuerte y leche concentrada) con una de las pastas icónicas. Las pastelerías se llenan día tras día de elegantes hombres de negocios, hordas de amas de casa e incluso adolescentes en su descanso escolar que se llevan una o mil piezas para su disfrute individual o colectivo.

Esta tarta de merengue es tan peculiar como omnipresente. Tiene una base de masa quebrada, unos “michelines” de merengue suave y dos decoraciones, una en cada lado, de yema de huevo y chocolate. Es uno de esos dulces que rara vez alcanza en sabor y aroma lo que su apariencia promete.

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Como su nombre indica, este pastelito no contiene ni un solo grano de arroz en su elaboración. Se trata de una tartaleta a caballo entre la masa quebrada y el hojaldre, rellena de una crema esponjosa a medio camino entre la crema pastelera y la tarta de queso.

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En Bilbao, el concepto clásico de cafetería convive con alternativas más modernas. Tomar un café ya no es sinónimo de barra, mesa y camarero. Tampoco el desayuno o la merienda son necesariamente dulces. Por eso, las cafeterías de la ciudad (para agrupar en una sola categoría establecimientos que pueden no tener nada que ver entre sí) albergan diferentes formas de ver la vida o el desayuno: panaderías y pastelerías que hacen un hueco al café o al té, espacios polivalentes en los que el tiempo de la charla se acompaña de una bebida caliente, grandes cafés en los que se puede pasar el tiempo admirando la decoración de tiempos pasados mientras se saborea una tarta tradicional o un cupcake…

Tarta de queso quemada del bar la viña de san sebastián

En Bilbao, el concepto clásico de cafetería convive con alternativas más modernas. Tomar un café ya no es sinónimo de barra, mesa y camarero. Tampoco el desayuno o la merienda son necesariamente dulces. Por eso, las cafeterías de la ciudad (para agrupar en una sola categoría establecimientos que pueden no tener nada que ver entre sí) albergan diferentes formas de ver la vida o el desayuno: panaderías y pastelerías que hacen un hueco al café o al té, espacios polivalentes en los que el tiempo de la charla se acompaña de una bebida caliente, grandes cafés en los que se puede pasar el tiempo admirando la decoración de tiempos pasados mientras se saborea una tarta tradicional o un cupcake…