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Donde entierran a los chinos en españa
Que asisten al jefe de datu en la determinación de los casos en los barangays
Portada del libro actualizado (edición en chino simplificado) publicado en 2013. El título en inglés es When the world was young: Los voluntarios chinos en la guerra civil española (1936-1939). En 2015 se publicó una edición ampliada en chino tradicional en Taiwán.
En 2019, el cuerpo de Franco fue trasladado de un mausoleo en el monumento de la fosa común del Valle de los Caídos a una parcela privada de entierro familiar, una decisión que el primer ministro socialista del país, Pedro Sánchez, describió como “el fin del insulto moral que constituye la glorificación pública de un dictador.”
La muerte de Almudever, a quien la pareja conoció durante su investigación, no es el final de toda la historia, sólo del capítulo de las Brigadas Internacionales, ya que su hermano Vicente, que estuvo en el ejército republicano, sigue vivo, con 104 años.
Grupos como el International Brigades Memorial Trust del Reino Unido promueven la educación sobre la guerra y los numerosos monumentos conmemorativos a los voluntarios que pueden encontrarse en toda Gran Bretaña e Irlanda, incluido el monumento nacional a los 526 muertos británicos e irlandeses, situado en el South Bank del centro de Londres.
Está escrito en verso octosilábico, con 8 versos por estrofa
El estudio de los cementerios chinos en Manila proporciona una ventana al mundo de la comunidad china y al régimen colonial español. En los dos primeros siglos y medio de la dominación española, los chinos eran enterrados en terrenos de iglesias o templos, lo que demostraba la prerrogativa de las autoridades religiosas sobre la vida de estos súbditos coloniales. En el siglo XIX, el aumento de la población china y los nuevos planteamientos de saneamiento público allanaron el camino para la creación de un cementerio público chino extramuros. La normativa y los problemas que conllevó la administración de este cementerio reflejan cómo los intereses de la élite china se cruzaron con los intentos de una potencia colonial en declive por afirmar el control, lo que produjo un cementerio como ningún otro en el sudeste asiático.
1 En Manila, el cementerio chino de La Loma, Huaqiao yishan 華僑義山, construido en el siglo XIX, es un espectáculo para la vista. Con una extensión de más de cincuenta hectáreas, es el “hogar” de miles de chinos enterrados allí. Pero sus tumbas no son tumbas ordinarias. Algunas son grandes mausoleos que parecen una capilla católica o una estructura de tres pisos con estilos arquitectónicos combinados de Occidente y Oriente. En su interior se pueden encontrar vidrieras, grandes lienzos de pinturas al óleo de los difuntos, suelos y tumbas de mármol, incensarios, candelabros o altares con deidades católicas y budistas, y, en muchos casos, un retrete.
Costumbres precoloniales de entierro y luto en filipinas
Kai Zhou, de 23 años, es un ejemplo perfecto de esta nueva generación de chinos-catalanes, que ayudan a mantener los negocios de sus padres y, al mismo tiempo, comienzan a forjar sus propios caminos. Kai no sólo se dedica a la intermediación inmobiliaria de alta gama para chinos adinerados que buscan “comprar” la residencia (gracias a la reciente ley de Residencia por Inversión Inmobiliaria, que establece que una inversión mínima de 500.000 euros en una propiedad española te permite acceder a ella), sino que también colabora en el restaurante de su familia. Llamado “Kai Xuan” (aunque jura que no le pusieron su nombre), el nombre del restaurante se traduce literalmente como “Arco de Triunfo”, un símbolo de la ciudad que podría considerarse la puerta de entrada (aunque no la puerta tradicional de estilo oriental que cabría esperar) al barrio chino más poblado del centro de la ciudad, Fort Pienc. Y, como casi todos los chinos residentes en Barcelona, Kai y su familia proceden del curioso distrito de Qingtian, en la provincia de Zhejiang.
Era la principal forma de entretenimiento de los filipinos
Cualquier persona que tenga conocimiento del fallecimiento puede realizar el registro, aunque normalmente lo hace un familiar, un amigo o un vecino del fallecido. En la mayoría de los casos, el fallecimiento debe registrarse en la oficina del Registro Civil de la zona donde se ha producido. Para realizar la inscripción se debe presentar el certificado de defunción en el que conste la causa de la muerte.
Si el fallecido ha hecho arreglos específicos para un servicio religioso, el entierro o la cremación, deben seguirse sus deseos. El entierro o la inhumación son los más comunes en España. Si el fallecido o sus familiares solicitan la incineración, debe comunicarlo al médico encargado de certificar el fallecimiento, ya que se hará constar en el certificado.
Cada municipio tiene un cementerio. Los cementerios españoles tienen un sistema en el que el féretro se introduce en un nicho (en lugar de enterrarlo en el suelo). Un nicho puede alquilarse por un número predeterminado de años. Los restos mortales se internan en el nicho y, una vez finalizado el periodo, el cuerpo se traslada a un cementerio común. Cada cementerio tiene diferentes procedimientos, periodos disponibles y precios.